Las ventanas

Tengo muchas fotos de ventanas, porque al llegar a un lugar, me gusta buscar la vista desde ahí. No sabía cuánto iban a significar las ventanas en estos últimos dos años. Las ventanas fueron de los detalles inmerecidos de Dios durante mi tratamiento de cáncer, las ventanas en el hospital, las ventanas en los lugares de exámenes, las ventanas donde recibí el tratamiento, las ventanas en casa. De las últimas ventanas en las que me pude asombrar fue al llevar a mi hijo a una cita médica, Dios nos permitió ver el hospital donde me operaron y recibí el tratamiento. Fue muy significativo para mi verlo junto a él, lo cual me llevó a pensar en lo que les quiero compartir hoy.

1.    La vista de la ventana

“Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza; Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas. Porque el Señor no desecha para siempre; Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres. Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra, Torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo, Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba. ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?” Lamentaciones 3:25-38 

Este texto de Lamentaciones fue de los primeros en los que Dios nos permitió encontrar esperanza, al describir Quien es Él. En este tiempo Dios nos ha permitido ver más cómo nos escogió para salvarnos por medio de Su Hijo Jesús, para hacernos sus Hijos y Él ser nuestro Padre. Ver que Él es Bueno, solo hace el bien, nos ama, es Soberano, Él impone todo lo que sucede en la tierra, para nuestro bien y su gloria. Permite la aflicción con un propósito y se compadece al vernos sufrir. Es un Dios Altísimo, que reina por sobre todo y por medio del sufrimiento lo conocemos de una forma más cercana. La vista de la ventana siempre será mejor, porque es para afuera y no en nosotros, es más alta y valiosa, es donde le pedimos a Dios que nuestros ojos estén, en Él.

 

2.   La vista interna

 

“¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado. Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová; Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos; Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste” Lamentaciones 3:39-42

Solo Dios nos concede tener nuestros ojos en Él y así podemos tener la vista interna, donde Dios ilumina nuestras tinieblas (Salmos 18:28). Donde nos damos cuenta que si no fuera por su gran Misericordia que Él suplió en Cristo, nosotros merecíamos ser consumidos por nuestro pecado y que por medio de todo lo que permite está buscando evidenciar nuestra necesidad de su salvación. En este tiempo de atravesar por enfermedad Dios nos permitió ver mucho de nuestro pecado en impaciencia, tendencia a ponerlo en deuda para recibir algo, nuestro afán porque se cumplan nuestros planes, deseo de control, irritabilidad, y muchos ídolos de nuestro corazón.  Por medio del sufrimiento, Dios revela nuestro corazón. Así como solo por la iluminación de la ventana, se puede ver adentro.

 

3.   El recordatorio de la ventana

 

“Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré” Lamentaciones 3:21-24 

 En las últimas semanas, nuestro hijo nos ha hecho una pregunta: ¿Papi, mami, me estás cuidando? En ocasiones, nos hace la pregunta cuando no lo estamos viendo, porque tristemente estamos escribiendo en el teléfono o estamos haciendo algo más. Honestamente hemos sentido un poco de frustración al pensar que para él no sea evidente nuestro cuidado, y nuestra respuesta ha sido recordarle que Dios es el único que nos cuida siempre y le mencionamos las formas en que puede ver nuestro cuidado. Esta pregunta también la hacemos nosotros, aunque no nos hemos atrevido a decirla en voz alta. Pero cuando el doctor nos llamó para decirnos que tenía cáncer, dudamos del cuidado de Dios y en muchas ocasiones más internamente lo cuestionamos. Porque a veces se siente como que Dios no nos está cuidando o como que ha perdido su vista de nosotros. Debemos recordar la respuesta para nuestro hijo, porque Dios es Él Único que no duerme (Salmo 121) y nos cuida siempre, en todo lo que permite ese es su propósito. Sin embargo, así como a nuestro hijo se nos olvida y por eso es importante como leemos en Lamentaciones 3:21, Recapacitar, intencionalmente pensar… en Quien es Dios y cómo desde antes de la fundación del mundo escribió su mayor cuidado en nuestra salvación.  

Después de dos años del 19 de marzo de 2021, Dios nos sigue concediendo ver desde diferentes ventanas, con mucho agradecimiento por el sentir inmerecido de lo que Él nos ha permitido conocerlo, por cómo nos ha iluminado al ver nuestra condición y su bondad en esta tierra. No sabemos a qué ventanas nos llevará y por cuánto tiempo, pero si podremos recordar que en cada una es seguro que nos está cubriendo, siendo un refugio y que su fidelidad no cambia para cumplir su propósito de acercarnos a Él y salvarnos.

“Con Sus plumas te cubre, Y bajo Sus alas hallas refugio; Escudo y baluarte es Su fidelidad.”

Salmo 91:4 NBLA

 

Escrito por: Ligia de Espinoza

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