El es mi Padre y yo soy su hijo 

Un día, cuando mi hija menor tenía aproximadamente 2 años y medio, veníamos de regreso a casa de un viaje en carretera y cuando ella se bajó del carro por curiosidad metió su manita en el escape.  Eso le provocó una quemadura muy fuerte y todos los días durante aproximadamente una semana, teníamos que ir al médico a que le hicieran curaciones en su mano, le raspaban el tejido que le estaba saliendo, le aplicaban un antibiótico y la volvían a vendar.

Ese proceso era sumamente doloroso, ella no entendía por qué nosotros la llavabamos a sufrir todos los días al pediatra, nos veía con ojos de angustia, pero ahí estabamos nosotros abrazándola mientras el doctor hacía el procedimiento.

Nosotros sabíamos que era necesario llevarla a que la curaran por su bien y la correcta cicatrización de su manita.  Hoy, 14 años después apenas tiene una sombra en su mano.  Sanó y cicatrizó muy bien.

Si nosotros siendo malos, sabemos dar a nuestros hijos lo que necesitan (no necesariamente lo que quieren), ¡cuánto más nuestro Padre Celestial tiene cuidado de nosotros! (Mateo 7:11). Necesitamos aprender a confiar a que ahí está Él, en medio de nuestro dolor, abrazándonos.

¿Por qué nos cuesta ver a Dios como Padre?

Hoy en día la relación padres e hijos se ha visto manchada por la desintegración familiar, por la irresponsabiliad de muchos hombres quienes deciden solamente tener hijos sin darles amor y cuidado, por lo que hay muchas personas que crecen sin una figura paterna.

En la actualidad según el artículo “El alto costo de la ausencia del padre“(https://www.impactomedia.com/nacion/el-alto-costo-de-la-ausencia-del-padre/), se obtuvieron las siguientes estadísticas:

·       El 43% de los muchachos en prisión crecieron en hogares monoparentales.

·       El 72% de los chicos que han cometido algún asesinato y el 60% de los que cometieron violación crecieron sin padre.

·       Son más agresivos, tienen menos autocontrol y escaso sentido de culpabilidad.

·       El 63% de los suicidios de jóvenes se dan entre muchachos sin padre

·       El 90% de los niños que se van de casa son de familias sin padre.

·       El 85% de los chicos son desórdenes de conducta provienen de familias sin padre.

·       El 80% de violaciones con violencia son protagonizadas por chicos de padres ausentes.

·       El 75% de los adolescentes en centros de desintoxicación no conocen a su padre.

·       El 70% de jóvenes internados en reformatorios crecieron sin padre.

·       El 85% de jóvenes en prisión provienen de familias en las que sólo estaba la madre.

Lamentablemente estas cifras van creciendo, pues cada vez más son los hombres que por una u otra razón no tuvieron una figura paterna en sus vidas, lo cual los ha llevado a repetir su historia.

 

¿Por qué nos cuesta creerle a Dios?

Muchas veces al ver nuestras circunstancias difíciles, nos cuesta creer que Dios es bueno y que es nuestro Padre. Pensamos una de 3 opciones:

-       Que no es soberano y poderoso,

-       Que no es bueno y amoroso o

-       Que no está cerca y no le importamos;

Así que buscamos la manera de estar lejos de Él, porque comparamos lo que nuestro padre terrenal ha hecho con nosotros, y creemos que de la misma manera Dios nos ha fallado, o nos ha abandonado y que nos deja a nuestra merced. 

Pensamos muchas veces que es mejor si tomamos el control de la situación nosotros porque Dios no va a hacer lo que nosotros creemos que es mejor, pensamos que nuestras ideas son mejores que las de Él, que sin Él estamos mejor, etc.

Hay muchas razones o pretextos que nosotros ponemos para alejarnos de Dios, pero Dios en su misericordia siempre va en busca de nosotros.  Él está cerca, está atrayéndonos a Él, está buscándonos.

 

Nuestra adopción:

La Biblia habla acerca del plan de salvación de Dios, de cómo envió a Jesús, su único Hijo a morir por nosotros, a pagar por nuestros pecados y a adoptarnos como sus hijos:

“Porque Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor  nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad,  para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.  En Él tenemos redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su gracia  que ha hecho abundar para con nosotros.” Efesios 1:4-7

“La Biblia es la historia de cómo Dios vino a la Tierra a encontrarnos a nosotros” – Tim Keller

Cómo dice Aixa de López, “Jesús es el hermano mayor que vino a firmar nuestros papeles de adopción”.

Tal vez hemos oído muchas veces lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros, que pagó por nuestros pecados, pero no tan fácilmente nos damos cuenta lo que eso requirió, lo que costó nuestro perdón.  El sacrificio que Jesús hizo en nuestro lugar, porque Él vivió la vida perfecta que nosotros no podemos vivir y tomó nuestro lugar pagando el castigo por nuestros pecados.  Cargó con la ira de Dios para que nosotros recibamos su justicia y no solo seamos perdonados, sino también adoptados.

Cuando nosotros creemos que Jesús es el Señor, que es Hijo de Dios y que ha venido por nosotros y reconocemos que lo necesitamos y que no podemos salvarnos a nosotros mismos; eso nos da el derecho de ser llamados hijos de Dios, pues somos coherederos junto con Cristo de su Reino, lo cual nos da una nueva identidad pues a partir de ese momento nos identificamos como hijos de Dios a través de la adopción y la inmerecida gracia que recibimos de parte de Jesús.

“Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre” Juan 1:12 

Entonces, si confiamos en Jesús como nuestro Salvador, ya no somos huérfanos, tenemos identidad, tenemos dueño, somos amados y comprados por sangre y eso nos da derecho a acercarnos a Dios como Padre, pues nos adoptó.

 

Conclusión:

Tal vez en este momento estás pasando por una seria enfermedad o un hijo tuyo se encuentra perdido en las drogas y sientes que no tienes salida y buscas ayuda de muchas maneras, lo mejor que puedes hacer es correr a los brazos de tu Padre Celestial, Él te estará esperando con los brazos abiertos siempre, clama a Él, pídele consuelo, pídele socorro, pídele fe para creer en un milagro.

Ahora bien, cuando escribo que le pidas fe para creer en un milagro, no me refiero a que ese milagro sea que la situación que estás viviendo se resuelva de la forma que quieres, si no que puedas conocer a Dios como tu Padre, que te de fe para creer que es bueno y soberano, que puedas confiar en que Él está cerca y te ama y que tiene el control de tu vida y te sostiene y que los sufrimientos de esta vida no se pueden comparar con la gloria venidera, porque en este mundo solamente somos peregrinos y extranjeros, pero un día vamos a vivir para siempre con nuestro Padre:

“Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.” Romanos 8:18

Dios a veces permite situaciones difíciles dentro de su voluntad y providencia divina para santificarnos y para gloria de su nombre.

Justo en estos momentos difíciles es en dónde Dios forma nuestro carácter y nuestra fe y con el tiempo te darás cuenta que Dios te ha sostenido y te sostendrá siempre.

Yo no sé las situaciones que has vivido, que vives y que vivirás, lo que sí sé es que nada te puede separar de Su amor:

“Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes,  ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:38

Jesús nunca nos prometió que no ibamos a tener situaciones difíciles:

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33

¡Lo que sí nos prometió es que nunca nos iba a dejar solos! Que nos va a sostener:

“Mi siervo eres tú; Yo te he escogido y no te he rechazado. No temas, porque Yo estoy contigo; No te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, Sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia”.  Isaías 41:9-10

Que Jesús sea nuestro refugio, nuestro socorro y nuestra esperanza, que podamos correr a Él en medio de la angustia y saber que Él nos sostiene.

Oración:

“Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra.  Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior; de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Y a Aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros,  a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.” Efesios 3:14-21

Escrito por: Fredy y Carola Meléndez

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