UN MOMENTO A LA LUZ DE UN MONUMENTO: UN AGRADECIMIENTO
Esa noche del 19 de marzo de 2021, nunca la vamos a olvidar. En la oscuridad mientras nuestro hijo se dormía, nos tomamos de la mano con mi esposo en el baño del hotel, después de haber recibido la llamada del doctor indicándonos que tenía cáncer. Al salir y ver a toda nuestra familia, parecía como que todo seguía pasando pero en nuestra mente todo se había detenido.
No quiero hacer un monumento, pero si un momento, para recordar! Detenerme intencionalmente a pensar.... Que lo único que debe ser por siempre recordado es la obra de Cristo! Que sin merecerlo es lo que hoy podemos agradecer haber visto más. Dios nos ha concedido tener meses, semanas, días, momentos que no hubiéramos elegido tener y lugares en donde no hubiéramos pensado estar, pero que son por los que agradecemos más porque nos han llevado a pensar en Dios, conocerlo y estar conscientes de su presencia.
No sabemos que hubiéramos hecho sin que Dios nos este llevando con paciencia paso a paso en cada exámen, resultado, tratamiento, a la Luz de Su Palabra. Ahí sin merecerlo hemos encontrado todo.
“A medianoche me levantaré para dar gracias a Ti Por Tus justas ordenanzas. Que los que te temen, me vean y se alegren, Porque espero en Tu palabra. Yo sé, Señor, que Tus juicios son justos, Y que en Tu fidelidad me has afligido. Sea ahora Tu misericordia para consuelo mío, Conforme a Tu promesa dada a Tu siervo. Mi alma desfallece por Tu salvación; En Tu palabra espero. Mis ojos desfallecen esperando Tu palabra, Mientras digo: «¿Cuándo me consolarás?». Si Tu ley no hubiera sido mi deleite, Entonces habría perecido en mi aflicción. ¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Tú eres mi escondedero y mi escudo; En Tu palabra espero. La exposición de Tus palabras imparte luz; Da entendimiento a los sencillos.”
Salmo 119:62, 74-76, 81-82, 92, 97, 114, 130 NBLA
Con mi esposo tenemos notas compartidas en las que hemos anotado mucho de lo que Dios ha hablado a nuestro corazón en este tiempo, y todas se pueden resumir en una única preciosa lección: entre más nos aferramos afanados a nuestros planes y carreras del día a día, nos centramos en nosotros y más perdemos de vista a Cristo. Leer Apocalipsis ha sido una provisión, para recordar ver a Cristo como Señor de nuestras vidas. Solo Él está por encima de todo, solo de Él son los méritos, la perspectiva siempre es eterna, el propósito es salvación, la gloria, sabiduría, fortaleza solo son de Él, Quien es el principio y el final.
“Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a ustedes, de parte de Aquel que es y que era y que ha de venir, y de parte de los siete Espíritus que están delante de Su trono, y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con Su sangre, e hizo de nosotros un reino, sacerdotes para Dios, Su Padre, a Él sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén. Él viene con las nubes, y todo ojo lo verá, aun los que lo traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él. Sí.
Amén. «Yo soy el Alfa y la Omega», dice el Señor Dios, «el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso».”
Apocalipsis 1:4-8 NBLA
A la luz de este pasaje el pastor Heriberto Hermosillo dice: “Dios no te lava para amarte, te ama para lavarte”. Le pedimos a Dios que nos ayude a recordar que nuestra debilidad física es un instrumento que Él esta usando para recordarnos, que Quien nos formó y escogió, nos ama y el amor más grande es estar escondidos en la vida de Cristo.
Un año después pienso en esa noche donde no podíamos ver nada... y damos gracias porque...
Dios nos llevó a orar pidiendo su Misericordia en el camino que nos llevaría a aprender a confiar en Él.
Dios en su gracia nos ha permitido ver mucho, porque iluminó las tinieblas de ese baño oscuro al iluminar el pecado en nuestro corazón, para ver los días a la luz de la única fuente, Cristo.
Aún en los días en que los pensamientos de ansiedad, el afán y el deseo de control quieran ganar, podemos ver atrás y recordar la preciosa sangre que nos salvó que esta operando cada día.
Tenemos todo en Jesús, le pedimos que nos conceda humildad, gratitud y fe para confiar en lo que Él disponga cada día.
Si hubiéramos conocido cómo estaríamos hoy, hubiera sido más fácil seguir, pero el aprendizaje está en lo incierto y en el proceso de confiar en Dios.
Aunque como en esa noche no podemos ver que va a pasar mañana, sin merecerlo podemos decir que Él estará con nosotros, porque Él vio, ve y es cercano a cada uno de nuestros corazones.
Escrito por: Ramiro y Ligia Espinoza